El catolicismo liberal. La relación Estado-Iglesia, según Lamennais (1830)

Artículo de Lamennais en L’Avenir, de 7 de diciembre de 1830, en LAMENNAIS, F. DE, 1836-1837, X, 196.

Pedimos primeramente la libertad de conciencia o la libertad de religión, plena, universal, sin distinción y sin privilegio; y por consiguiente, en lo que a nosotros, católicos, se refiere, la separación total de la Iglesia y el Estado, separación escrita en la Carta y que el Estado y la Iglesia deben desear igualmente… Esta separación necesaria y sin la cual no existiría para los católicos libertad religiosa alguna, implica, por un lado, la supresión del presupuesto eclesiástico y lo hemos defendido claramente; por otro lado, la independencia absoluta del clero en el orden espiritual: el sacerdote permanece, sin embargo, sometido a las leyes del país como cualquier ciudadano y en la misma medida. Por consiguiente, siendo la Carta la primera ley y la libertad de conciencia el primer derecho de los franceses, consideramos como abolida y nula cualquier ley particular en contradicción con la Carta e incompatible con los derechos y libertades que ésta proclama. Por ello, creemos que es
deber del gobierno promover un entendimiento con el Papa, y sin demora alguna, para rescindir el Concordato de común acuerdo, ya que se ha convertido en algo legalmente inejecutable desde el momento en que, gracias a Dios, la religión católica ha dejado de ser la religión del Estado… Del mismo modo que hoy día no puede haber nada que sea religioso en la política, tampoco debe haber
política en la religión. Es el deseo y el interés de todos, es la Carta.

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