ENGELS, F., 1952, 117-118.
Lo que distingue a la revolución de Junio de todas las precedentes revoluciones, es la absoluta falta de ilusión y de entusiasmo. El pueblo no está en las barricadas como en febrero cantando: «morir por la patria». Los obreros del 23 de junio luchan por su existencia, la patria ha perdido para ellos su significado. La Marsellesa y todos los recuerdos de la gran Revolución han desaparecido. Pueblo y burgueses sienten que la revolución que comienza es más grande que 1789 y 1793. La revolución de Junio es la revolución de la desesperación, y se combate por ella con la muda cólera y la siniestra sangre fría de la desesperación. Los obreros saben que su lucha es de vida o muerte y, frente a la gravedad tremenda de esta lucha, incluso el mismo esprit francés, tan vivo, se calla. La historia solamente nos ofrece dos momentos que tienen un cierto parecido con la lucha que seguramente continúa todavía en París en este momento: la guerra de los esclavos de Roma y la insurrección de Lyon de 1834 … La revolución de Junio es la primera que divide verdaderamente a toda la sociedad en dos campos enemigos, representados por París del este y París del oeste. Ha desaparecido la unanimidad de la revolución de Febrero, esta unanimidad poética, llena de ilusiones deslumbrantes, de hermosas mentiras y que fue dignamente representada por el traidor de hermosas sentencias, Lamartine …
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