Unificación de Italia. Cavour: Las relaciones entre la Iglesia y el Estado
CAVOUR, c., 1929,308-314.
El pueblo italiano es profundamente católico. La historia demuestra que nunca pudo arraigar profundamente en Italia ningún cisma, y el número de no católicos en la península es tan pequeño que el artículo primero del Estatuto proclama una verdad de hecho. La afluencia con que el pueblo continúa acudiendo a los templos y asistiendo al servicio divino, demuestra que los italianos no han cesado de ser sinceramente devotos al culto de sus padres, incluso cuando combaten por la independencia de su país y cuando deciden con su voto la suerte del porvenir.
Esta perfecta homogeneidad de la población italiana respecto a la religión demuestra que cuando cese en Italia el funesto desacuerdo entre la Iglesia y el Estado, el clero no tendrá que temer rivalidad alguna, ni influencia alguna opuesta a la religión católica que combata o limite el ejercicio legítimo de las acciones que por naturaleza le competen. Italia es la tierra en la cual la libertad produciría los resultados más favorables para los intereses de la Iglesia, el campo destinado por la Providencia para aplicar el principio de Iglesia libre en el Estado libre.
Reivindicar la completa independencia de la Iglesia respecto al Estado en la esfera de las cosas espirituales es, sin duda, la misión más noble y elevada que puede asumir el papa Pío IX [ … ].
No hay, pues, más que un modo de fundar sobre bases sólidas la independencia completa y efectiva del papado y de la Iglesia: es renunciar al poder temporal y declarar, con el Evangelio, que el reino de la Santa Sede no está circunscrito a condiciones de tiempo ni de espacio. Asimismo, no hay más que un gobierno, el del rey Víctor Manuel, que quiere hacerse instrumento de esta transformación gloriosa del papado. Los demás gobiernos europeos no concederán nunca a la Iglesia la completa libertad a la que tiene derecho. No teniendo que cederle nada en compensación, ni conseguir ninguna ventaja de este acto de justicia, no se decidirán jamás a renunciar a los privilegios de los cuales se han mostrado hasta ahora defensores celosísimos. El rey Víctor Manuel, por el contrario, puede gloriarse de anunciar por primera vez en Roma la completa independencia de la Iglesia, y solamente cuando él haya dado el ejemplo, los otros príncipes se verán obligados por la opinión pública a olvidar todas las preocupaciones egoístas y a aceptar para la Iglesia el imperio del alma que corresponde a la Iglesia.
Estas consideraciones indujeron al gobierno de Su Majestad a proponer, como base de negociaciones puramente oficiosas, por un lado la renuncia al poder temporal, y por el otro la oferta de las más amplias garantías de completa independencia en el ejercicio del poder espiritual. [ … ]
Las circunstancias que atraviesa Italia son tan graves, que el principio del poder temporal por un lado, y el de la tutela de la Iglesia por otro, deben ponerse de acuerdo para dejar paso a la adopción leal y completa de la máxima: Iglesia libre en el Estado libre. No bastará ninguna concesión parcial para devolver la paz a las conciencias y dar a Italia la tranquilidad que necesita. La era de los concordatos se ha acabado. Sería mejor solución dejar lo que ya existe, con todos los abusos e inconvenientes que son su consecuencia, que consagrar, de nuevo, y mejorar parcialmente, con nuevas sanciones, el sistema de injerencias recíprocas, de efectos tan funestos para la Iglesia como para el Estado.
Sea cual fuere de los tres citados, el método que se adopte en el tratado, los objetivos que los negociadores deberán proponerse permanecerán inmutables. El Gobierno confía en su patriotismo y en su perspicacia y espera que sabrán persuadir a .la Santa Sede de las rectas intenciones del Gobierno de S. M., manteniendo siempre inmutable e indiscutible la base de las negociaciones …
La Era de Hobsbawm 
la unificación de los diversos Estados de la península italiana en un solo Estado unitario tenía como referencia inmediata la creación, por parte de Napoleón, de las repúblicas italianas y, posteriormente, del Reino de Italia. Tras el congreso de Viena, la península quedó fragmentada en diversos Estados. Por una parte había tres pequeñas entidades independientes, que eran los Estados Pontificios y los reinos de Piamonte-Cerdeña, en el norte, y Dos Sicilias, en el sur. Por otra, había territorios (Lombardía y Venecia) bajo el directo dominio del Imperio austriaco, y algunos ducados (Parma, Módena, Toscana) que también giraban en la órbita austriaca. En la oleada revolucionaria de 1820-1821 ya se había dado un componente nacionalista, como también se comprobó durante las revoluciones de 1830, que exigieron la intervención del Ejército austriaco en los ducados y en la parte norte de los Estados Pontificios. Los italianos empezaron a comprender que no podrían llegar a la unificación política de Italia sin librarse primero de la dominación austriaca, y que esta liberación sería imposible sin la ayuda de alguna potencia extranjera. Unificación e independencia quedaron desde entonces como conceptos estrechamente relacionados.Tras el fracaso de la revolución de 1830, el genovés Giuseppe Mazzini desecharía la vía de la conspiración y, bajo la inspiración de F. Buonarroti, pondría en el pueblo su confianza de alcanzar la unificación de Italia, bajo la forma de una República democrática unitaria. «Dio e il Popolo» fue su lema. La fundación de la Joven Italia (1831), con el objetivo de «reconstruir Italia como una nación independiente y soberana, de hombres libres e iguales», no condujo a ningún resultado práctico y, después de varios intentos de insurrección frustrados, Mazzini se exilió en Londres en 1837.
esty buscando mas infrmaciones para entnder mejor el xk la idealogia del estado libre en una esto libre?
Bn si hay algn ke lo entnda mefor pos ke me nvie 1sms, este mi nmro 240222642006
Pueses poner la referencia exacta de la cita. Me sería útil para mi tesis